La soportable levedad del cáncer

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Cuando te toca, inevitablemente, aprendes a vivir con ello. La mente es sabia y desarrolla recursos que ni siquiera conocías. Pronto se convierte en algo cotidiano, como si fuese un amargo compañero de toda la vida. Descubres que, cada día, ocurren tragedias mucho peores que la presunta que entró en tu plan de futuro, sin previo aviso. Tanto sufrimiento ajeno, que tus temores se diluyen en un esfuerzo aparentemente sencillo por ser positivo y seguir adelante sin miedo, saboreando cada minuto, como un tesoro arrebatado al destino. Así debe ser. Ese es el camino de la superación. No debemos olvidar el "efecto Pigmalión" por el que, si deseamos algo con fuerza, tenemos más posibilidades de que se cumpla.
Hoy deseo con todas mis fuerzas que ese niño del anuncio que representa a tantos otros, pueda llevar a cabo sus "planes" y llegue a ser bombero o astronauta. Sería justo y yo ya no tendría ni un solo motivo para llorar

1 comentarios:

Nuria Lourdes dijo...

Hola, es un placer visitarte.
La entrada que nos muestras, es muy emotiva, realmente, algo que aqueja a nuestra sociedad a diario.
Y tú deseo, es creo, igual que el de todos, NO QUEREMOS que nadie pase por este momento, menos nuestra familia... y para nada... NUESTROS NIÑOS.
Te dejo un cálido abrazo desde Perú.