Banqueros sin fronteras

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    Retrato de Daniel Quintero "Los hermanos Quintero"

Podemos sentirnos orgullosos de nuestro espíritu solidario. En efecto: ahí estamos, de los primeros, en cualquier rincón del mundo donde se solicite una ayuda para paliar una hambruna mortal, una crisis social o una catástrofe natural que exija el pulso de la Comunidad Internacional.
Innumerables colectivos de médicos, arquitectos, periodistas, soldados, incluso payasos (en el literal sentido de la palabra) todos ellos “sin fronteras”, dispuestos a dar generosamente una parte de sí mismos, a veces incluso, poniendo en peligro sus vidas..
Y yo me pregunto, recordando el humor corrosivo de Woody Allen: ¿Para cuándo “Banqueros (no bancarios) sin fronteras” para paliar nuestras propias miserias? ¿Acaso no declaran sus escandalosos beneficios anuales (sin pudor alguno, por cierto) gracias a nuestros depósitos, créditos e hipotecas? ¿Tal vez, nuestra actual crisis, no merece el calificativo de “grave” ni el esfuerzo de nadie con capacidad de ayuda?
¿Para cuándo la reducción de garantías crediticias, las moratorias, los créditos blandos, las ayudas a la pequeña empresa y al comercio tradicional; a los motores básicos de nuestra economía enferma? ¿Es tanto el sacrificio del aplazamiento (no la pérdida) de un pequeño porcentaje de los miles de millones de sus resultados, que no justifique adoptar medidas extraordinarias, efectivas y reales, durante un tiempo? En definitiva, ¿para cuándo un gobierno que les exija solidaridad “en nuestras fronteras” les guste o no?
Qué tiempos aquellos, en los que, sin ordenadores ni pamplinas, el director del Banco, prestaba a Manuel las pesetas que necesitaba para montar su peluquería, con la única garantía de la ilusión del muchacho y saber que su padre, al que conocía de siempre, era un hombre honrado.
En fin, no sigo, que me pongo sentimental.

Pon una rana en tu vida

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Siempre, desde niño y sin motivo que lo justifique, me han atraido las ranas y las he coleccionado, de porcelana, de fieltro,...hasta Gustavo de "Barrio Sésamo", para entendernos. Hablo de las "ranas", las de la familia de los ránidos, una de las muchas entre los anfibios, o sea, nada que ver con sapos y similares.
A lo largo de la historia, este simpático personaje, ha llamado a  la puerta de diferentes culturas, siendo adoptado como representante de la fertilidad, los alumbramientos sin problemas y como potenciador de la felicidad, de la buena suerte y la ausencia de pensamientos y fuerzas negativas. Lo que hoy podríamos definir como un amuleto del "buen rollito". En el Imperio romano, pasando por nuestra Edad Media, cultura China y las tardicionales leyendas de América del Sur, las ranas han cosechado simpatía y sugerido poderes que procuraban una vida más amable. Los indios americanos del Norte, que eran más inteligentes y mentalmente sanos que muchos de los americanos del Norte de ahora, utilizaban a las ranas para que con su croar, atrajeran la lluvia, e incluso, en el caso de los egipcios, la posiblidad de facilitar la resurreccción, hasta el punto que una de sus diosas, Herit, era una rana (como lo oyes) que, a la sazón, fué la que ayudó a Isis a resucitar a Osiris, su hermano y a la vez, marido (te lo juro), cuando el otro hermano de ambos, Seth, lo asesinó por celos, cosa nada original, que ha venido sucediendo cada dos por tres, hasta nuestros días. El caso es que, al parecer, le devolvió la vida con un beso, hecho mitológico que dió lugar, posteriormente a la bonita historia de la rana, el beso y el Príncipe azul o la Princesa despampanante y tal, y tal.


Por si todo lo dicho, fuese poco para afianzar mi simpatía y solidaridad con este estupendo bichejo, en medio de esta relación de siglos de positivismo "ránido", como siempre, aparecieron los religiosos para dar la nota discordante y ¿a que no imagináis a qué asociaron su imagen?. Si, amigos, ¡¡a la lujuria!! como no podía ser de otra manera. Es superior a sus fuerzas, en cuanto algo les distrae al personal, lo tachan de pecaminoso, da igual una rana que los "Del Río" cantando lo de "dale alegría al cuerpo Macarena, eh! Macarena ¡A..aay!" Ya me contaréis lo que puede tener de lujurioso una rana, salvo para una mente enferma, no sé si me explico. Mira por ejemplo, la de la foto, que se está enterando de todo, pero disimula como si no fuese con ella el asunto. Aunque no es una postura muy decorosa (todo hay que decirlo) la pobre, sugiere cualquier cosa menos lujuria. ¡Qué tíos! Yo, por si acaso, sigo teniendo la esperanza de que un día, una rana se cruce en mi camino, me mire, la bese y....

Frase del mes. Invictus

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"Doy gracias al Dios que fué, por mi alma incosquistable.
Soy el amo de mi destino.
Soy el capitán de mi alma."

Puesto en boca de Morgan Freeman, en su inmenso papel de Nelson Mandela de la película "Invictus".
Genial, como todo lo de Clint Eastwood, que ha llegado a conseguir que, en sus películas, todo encaje y funcione a la perfección, sin que falte o sobre un solo fotograma.
Desde "Los puentes de Madison", todo lo que ha pasado por sus manos: "Sin perdón", "Mistyc River", "Las banderas de nuestros padres y cartas desde Iwo Jima", "A million dollars baby", "El Intercambio", "El Gran Torino" son auténticas joyas de los últimos años, que lo colocan muy cerca de ser uno de los mejores realizadores de la historia del cine.